Objetivos
El Oeste Ibérico, que une España y Portugal y comprende las cuencas de los ríos Duero y Tajo, es uno de los lugares más ricos en biodiversidad de la cuenca mediterránea. Incluye la zona BINSAL (Beira Interior Norte-Salamanca) y alberga grandes extensiones de Áreas Clave para la Biodiversidad (KBA, UICN), con una de las mayores concentraciones de especies amenazadas de Europa.
La región enfrenta varias presiones humanas: la agricultura intensiva, el abandono de prácticas tradicionales, la ganadería, los cambios en la gestión forestal y los efectos del cambio climático (como sequías e incendios) están reduciendo la resistencia de los hábitats y las especies. Esto provoca una simplificación del paisaje, que dificulta la conexión entre ecosistemas y el intercambio genético entre poblaciones, poniendo en riesgo la coherencia de la red de espacios protegidos.
Para afrontar estos desafíos, el proyecto busca mejorar la conexión entre especies clave creando un Corredor ecológico transfronterizo. Este Corredor se basará en una red de espacios protegidos funcionales y fomentará la cooperación entre España y Portugal mediante acuerdos de gestión, custodia del territorio y creación de reservas. Las acciones principales incluirán restauración de hábitats, manejo del paisaje y promoción de un desarrollo sostenible que beneficie a las comunidades locales.
La cooperación entre ambos países es esencial, ya que la zona se comparte entre España y Portugal. El Corredor conectará áreas de alto valor natural, permitiendo la circulación de especies y la conservación de sus hábitats. Su diseño ofrece un gran potencial para mejorar la coherencia y funcionalidad de la red de espacios protegidos en las dos principales cuencas del oeste peninsular.
El Corredor Biológico Hispanoluso se concibe como una Solución Basada en la Naturaleza siguiendo los estándares de la UICN. Es innovador, ya que en la región hay pocos espacios gestionados específicamente para la conservación. Entre las acciones destacadas se incluyen la recuperación de cultivos tradicionales, la creación de reservas de biosfera y la restauración de los beneficios que la naturaleza nos ofrece, como aire limpio, agua, alimentos y paisajes saludables.